“No quiero perder el instinto que me guiará
a recuperar nuestro estado original.”
El Equilibrio, Jaguares.
El estado original no es lo material o sea no es el principio de los tiempos de la tierra, estado primitivo. Estado original, es la conciencia del equilibrio. Para dar un cambio, para recuperar el equilibrio, volver a ser uno con el planeta y el cosmos debemos ser todos ambientalistas, con una moral al tamaño del problema. Para heredar un planeta solidario, sustentable, justo, pacífico, inclusivo, artístico, limpio, pero ante todo un planeta. Esta casa que aguanta ante el saqueo realizado por nuestra vanidad, alimentada de miedo, espera como mínimo que cada ser humano dirija sus fuerzas para proteger la gran casa. El cambio empieza desde cada uno,
“suele purificarse un alma raptada por el maldito aliento de una miserable rata”
la resistencia interior, una conducta moral que ataque la intervención de conciencia que tenemos, la que nos lleva a consumir de forma compulsiva e innecesaria, dirigir grandes fuerzas laborales y económicas a la explotación del planeta y todo lo que lo habita, auto esclavizándonos, auto destruyéndonos. Así como los sueños de destrucción no descansan, ni la hipermanía de acumular capital a costilla de todo, no debe descansar el ser en su lucha de cambio, sin miedo, sin vergüenza, con osadía. La resistencia una postura moral por el ambiente, una dedición extrema como son las formas actuales de producción, consumo, “desarrollo”, “progreso” y de dominación de nuestras mentes. Extremos no son los que tomamos al cambiar, extremos son los actos de guerra, los genocidios, el control de la economía, nuestro consumo, la explotación y destrucción de los recursos naturales.
Resistencia al miedo, al contemplativo quietismo, al conformismo que nos envuelven en plástico, maquillaje, silicón, confórmese con lo establecido, lo que dice el cartón, con el calentamiento global, con la pequeña dosis de gloria, placer, felicidad, de pequeñito dios ante su opio pantalla. Confórmese con olvidarse de todo en un “shopping”.
Resistencia en los alimentos, en la ropa, en los sueños, en los pasos, resistencia ante la brutalidad de las máquinas que nos acosan en la calle, las que me quitan el trabajo, resistencia ante nosotros mismos.
Resistencia ante el embrutecimiento, todos en un solo grito, un aullido por la tierra.
Un aullido que rompa las estructuras de poder que operan al levantarnos, al pasar la tarjeta por la banda magnética, al saquear los bolsillos, al tomar la coca cola y el pollo frito, ante los deseos creados por la corporación del miedo.
“El poder no es tenerlo todo
el poder es unirse con el mundo invisible”
La necesidad nos hace creativos, el verdadero poder, lo que une los puntos incalculables, estrechos hilos en cada ser y su energía, mundo invisible. El poder no es tenerlo todo, ni desear todo, es proteger y hacer arte todo, es heredar, compartir lo invisible. Es destruirse, interiorizarse, es nacer todos los días en resistencia moral, sin aceptar insurgencias, ni diezmos de manos destructoras. Darles cada día menos aire, fuerza, menos dinero, incluso nada. Poder es compartir y proteger la semilla, el agua, la tierra, el bosque, al árbol, buscar la sabiduría pasada, aprender de lo recién descubierto, enseñarlo, no apropiarse.
Defenderlo.
“el equilibrio empieza a darse luz cuando arriba en la montaña baila un guerrero noches enteras”
No creo que los depredadores brutales reparen el daño pagando, no lo creo. Creo que el daño se repara transformando, deteniendo, resistiendo con conducta ambiental, cultural, social, humanista. Lo repito y lo repito.
La propuesta es crear, la resistencia es: RECUPERARNOS.
La mejor arma que puede esgrimir un ciudadano es la palabra, nueva cartilla cívica 1926. San José Costa Rica.
La gran revolución de la conciencia, por la paz, la justicia con el ambiente y nosotros.
Bernardo Corrales . Grupo Cultural Ambiental Resistencia CALUFA.
En cursiva fragmentos de: El equilibrio parte 1 y 2, Jaguares, El equilibrio.
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