28.1.08

Día Nacional de la Poesía


La mayor parte de mi vida la dediqué a la total liberación de mi pequeña Patria.

21.1.08

Hoy hace exactamente 99 años nace Carlos Luis Fallas Sibaja
















Acá con unos campesinos en la zona atlántica siendo diputado



De manteles largos

Desde nuestro grupo hoy queremos expresar que portar este nombre significa una gran responsabilidad : La vigencia de su legado, sobre todo en su lucha como ser político, así como la parte vivencial en la transmisión (casi poética) de lo que significa "el ser alajuelense", y es que a él ni le pasaba por la cabeza que en este tiempo habría un grupo con su nombre ni le interesaba saberlo (valga decir que el grupo ya tiene 2 años), vivir el día a día en el universo existencial tanto en la creación artística como en su activismo político deparó en un estilo muy particular de vida para Calufa de la que hoy hacemos anécdota pero nos acerca a compartir como sus amigos y camaradas igual que aquellos con los que juntos soñaron en su tiempo el futuro que es hoy, pero no dentro de ninguna utopía sino siendo consecuentes como él al ser concientes del tiempo que nos ha tocado y hacer con eso lo mejor que se pueda , por eso invitamos a la comunidad nacional en general a sumarse a esta celebración y releer lo que este hombre nos quiso decir a travéz del tiempo con su Mamita Yunai (a pesar de los TLC) o lo que aún sobrevive y lo que no entre sus Gentes y gentecillas (a pesar de los problemas de inseguridad), porque para saber que los problemas son muchos no vale la pena si el drama se puede sublimar a travéz de un tintero inacabable de contenido y con una pluma siempre fácil de seguir entre lo dulce y amargo, como con su Marcos Ramírez y Mi Madrina donde hallamos algo más que unos simples personajes y aunque nos quedemos con ellos solo por el "lado entrañable" eso no es nada si no advertimos antes que todavía rondan por acá y que de repente se nos devuelven por el borde de las venas para decirnos que a ellos nadie nos los podrá quitar y que siempre fueron nuestros.

¡SALUD!


In Memoriam I de hace un año
In Memoriam II de hace un año
In Memoriam III de hace un año
In Memoriam IV de hace un año

12.1.08

DOCE RAZONES DEL FRENTE AMPLIO PARA OPONERSE A UPOV

(LA LEY DE OBTENCIONES VEGETALES Y EL CONVENIO UPOV-91)

José Merino del Río

Diputado del Frente Amplio

1. La UPOV niega los derechos de los agricultores tanto a nivel particular como en su sentido más amplio. A nivel particular, se cercena el derecho a guardar semilla para la siembra e intercambiarla libremente. Donde se ha aplicado ocasiona que pequeños agricultores y campesinos sean obligados a cancelar sumas millonarias a poderosas compañías transnacionales para poder hacer uso de las semillas de sus propias cosechas en cada nuevo cultivo, aún cuando inicialmente ya hubieran pagado por las primeras semillas. Lo anterior es posible, porque las patentes sobre plantas otorgan derechos monopólicos sobre el material vegetativo –incluida su capacidad reproductiva-, que restringen el derecho milenario de quienes cultivan la tierra a reutilizar, sembrar, fitomejorar, intercambiar y vender libremente el producto de su trabajo. Incluso se han presentado casos en países como Canadá y Estados Unidos de agricultores que han sido condenados a pagarle a compañías transnacionales porque en sus parcelas aparecieron rastros de variedades patentadas que no fueron sembradas por ellos, sino que fueron traídas por medios naturales. En sentido amplio, la UPOV no reconoce ni apoya los derechos a la biodiversidad inherentes a las comunidades, ni su derecho a un espacio para la innovación.

2. Las compañías del norte se adueñan de los sistemas nacionales de mejora vegetal en el Sur. En el régimen de la UPOV no hay implícito un código de transferencia de tecnología, a no ser que se quiera llamar así a la realidad pura y dura de que las compañías transnacionales pueden comercializar sus variedades en el Sur amparadas por una normativa hecha a la medida de sus ambiciones globales. Los fitomejoradores nacionales y las casas de semillas locales son compradas por las compañías extranjeras.

3. Las compañías del norte adquieren la biodiversidad del Sur en propiedad, sin obligación alguna de compartir los beneficios. A diferencia del Convenio de Diversidad Biológica (con nada menos que 170 estados miembros) la UPOV no incluye disposición alguna para que los beneficios de la explotación de la biodiversidad del Sur por parte del Norte sean compartidos. Los agricultores del Sur terminan por tener que pagar regalías por su propio material genético, manipulado en el Norte y presentado en un nuevo envoltorio. De esta forma, el Norte obtiene un control comercial completo sobre la biodiversidad y los conocimientos de las comunidades, y sobre los esfuerzos que han contribuído a su existencia.






4. Los criterios de “protección” de obtenciones de la UPOV promueven y favorecen la erosión de la biodiversidad. Esto es tremendamente peligroso, especialmente para los países pobres. La mayor vulnerabilidad de los cultivos suele compensarse a base de más productos químicos o de ingeniería genética, que los agricultores no pueden permitirse. La uniformidad conduce a pérdidas de cosecha y a mayor inseguridad alimentaria.

5. La privatización de los recursos genéticos afecta negativamente a la investigación. Estudios sobre sus repercusiones realizados en EEUU y en otros lugares demuestran una correlación clara entre la aplicación de patentes sobre plantas y sistemas similares como UPOV y una disminución del intercambio de información y de germoplasma. Además, la normativa de la UPOV sobre variedades “esencialmente derivadas” desincentiva a los investigadores, dado que las transnacionales pueden intimidarles con amenazas de acusarles de plagio.

6. Los avances conseguidos para amparar la biodiversidad en sistemas de acceso negociado - como determina el Convenio de Diversidad Biológica (CDB) y la FAO - son socavados por la UPOV. La legislación sobre derechos de obtentor concede propiedad privada sobre recursos regidos por la soberanía nacional y, ciertamente, por la soberanía de las comunidades. El CDB, requiere que se compartan beneficios, mientras que la UPOV no contempla medida alguna en este sentido.

7. UPOV permite la apropiación privada del conocimiento tradicional y las variedades criollas de las comunidades locales indígenas y campesinas. El Convenio y su Ley no contienen medidas eficaces para evitar la biopiratería sobre el conocimiento tradicional y nuestra biodiversidad. Se permite patentar variedades “descubiertas y puestas a punto”. Los conceptos de variedad “nueva” y “distinta” son totalmente ambiguos y dejan grandes portillos para legitimar la apropiación de las variedades locales.

8. La adhesión a la UPOV supone ingresar -como parte- a un sistema que apoya cada vez más los derechos de los obtentores industriales en detrimento de los agricultores y de las comunidades. Las sucesivas revisiones de la UPOV vienen ampliando los derechos de los obtentores y debilitando los derechos de los agricultores y el interés público. Los países en desarrollo se verán obligados a secundar esta tendencia.

9. El grueso de los beneficios irá a parar al Norte. La UPOV ha sido diseñado para facilitar monopolios a las compañías dedicadas a mejora vegetal. Casi toda la mejora está destinada a los mercados internacionales. A pesar de 35 años de existencia de la Revolución Verde y la UPOV, la inseguridad alimentaria del Sur no ha sido eliminada. La incorporación a un sistema sesgado como la UPOV asegurará una mayor integración del Sur en mercados controlados por el Norte, pero no en beneficio de los que todavía hoy padecen hambre.

10. UPOV no es un requisito para cumplir con los Acuerdo de la OMC (ADPIC). Quienes afirman tal cosa mienten. Este acuerdo da un margen importante de flexibilidad a los países para adoptar sistemas alternativos o sui géneris realmente distintos a las patentes. Además, las obligaciones sobre este tema están en constante revisión en la OMC y pueden ser eliminadas antes de que los países en desarrollo hayan tenido que aplicarla.

11. La ley de UPOV impone sanciones brutales y desproporcionadas contra los agricultores que utilicen las semillas patentadas. Tras de que legaliza el despojo a nuestros agricultores de sus derechos milenarios, obliga al Estado a castigarlos si no aceptan ese despojo. La Ley de Obtenciones impone fuertes multas en dinero a los agricultores que usen las semillas producidas en su finca sin pagar por el permiso de las trasnacionales. Incluso se les puede decomisar los frutos de su producción y prohibirles exportar. Estos castigos se pueden aplicar como medidas cautelares, es decir, antes de que se demuestre en juicio la existencia de una infracción a la Ley. Se llega al extremo de autorizar la destrucción de los productos decomisados, no importa que se trate de alimentos.

12. UPOV nunca fue consultado a las comunidades indígenas de Costa Rica, violando el Convenio 169 de la OIT. UPOV contiene normas que afectan sensiblemente los derechos conferidos por la legislación nacional e internacional a los pueblos indígenas, en particular en relación con el acceso, uso y disfrute de la biodiversidad, las plantas, las semillas y los recursos naturales ubicados en los territorios que habitan y el conocimiento tradicional asociado a los mismos. El Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre los Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes, Instrumento Internacional de Derechos Humanos, aprobado por Costa Rica mediante la Ley No. 7316, establece que este tipo de proyectos son de consulta obligatoria a las comunidades indígenas. Sin embargo, la Asamblea Legislativa ha ignorado sistemáticamente la gran cantidad de peticiones que estas comunidades han hecho para que respete el Convenio 169 de la OIT.

La mayor parte de mi vida la dediqué a la total liberación de mi pequeña Patria.

4.1.08

Obama y el sueño americano, en la pluma de Mario Vargas Llosa











"Aunque no gane la nominación demócrata, Barack Obama ha conseguido ya un logro impresionante: volatilizar aquel prejuicio según el cual pasarían muchas generaciones antes de que un negro pudiera ser elegido presidente de Estados Unidos"

Por MarioVargas Llosa, escritor

El año pasado dicté un curso semestral en la Universidad de Georgetown, en Washington DC. La gran mayoría de mis estudiantes tenía un absoluto desinterés por la política, con excepción de tres de ellos --dos mujeres y un varón, los tres blancos-- que iban a clases con insignias del senador Barack Obama, quien en ese entonces todavía no había anunciado que se presentaría a la preselección por el Partido Demócrata de su candidato a la Presidencia. Los tres jóvenes se habían ofrecido ya como voluntarios si se confirmaba su candidatura y me los imagino ahora trabajando afanosamente entre los 9.500 voluntarios que, según leo en "Time Magazine" de esta semana, han realizado la proeza de conseguir para su candidato, a través del teléfono, las cartas y sobre todo Internet, donaciones de 32 millones y medio de dólares en el segundo trimestre de este año, es decir unos 10 millones de dólares más que las obtenidas por Hillary Clinton. Pero acaso esta ventaja no lo diga todo. Lo importante es que la suma alcanzada por Obama procede de pequeñas cantidades enviadas por unas 258 mil personas, la mayoría de medianos y pequeños ingresos, en tanto que la de la senadora neoyorquina se origina en donantes menos numerosos y de más altos ingresos.

Según las encuestas, hoy Hillary Clinton ganaría la nominación demócrata a Barack Obama por 37% a 23%, pero todavía queda mucho pan por rebanar. El factor decisivo puede ser el voto negativo, que es despiadado contra la senadora --la mitad de los electores votaría por cualquiera para impedir que ella ganara-- en tanto que la hostilidad del electorado contra el senador es muy reducida y se concentra sobre todo en minorías racistas, en tanto que su radio de simpatía o no antipatía (no es lo mismo) abarca por igual amplios sectores de blancos, negros e hispanos. Todas las encuestas señalan, por ejemplo, que del 12% de votantes que respaldan a John Edwards la gran mayoría apoyaría a Obama si su candidato abandona la partida. Yo, personalmente, creo que sería muy bueno para el Partido Demócrata tener al senador como su candidato y todavía mejor para Estados Unidos si este ganara los comicios presidenciales.

La razón mayor que se esgrime en contra de su elección es su falta de experiencia ejecutiva en cuestiones de gobierno. La tenía todavía menos que él John Kennedy cuando fue elegido y en su breve gestión resultó un magnífico estadista que inyectó a la sociedad estadounidense un formidable dinamismo y un contagioso idealismo a toda la generación joven. Y eso es lo que necesita a gritos Estados Unidos después de este período de mediocridad, confrontación y desgarramiento: un líder nuevo, no contaminado con la politiquería menuda, que, trascendiendo la mera coyuntura, hable con un lenguaje genuino y persuasivo de los grandes problemas y sea capaz de transmitir un mensaje de esperanza, de confianza en el sistema y en el futuro, de solidaridad con los que sobrellevan la peor parte de la sociedad de la abundancia, y que toque por igual a los estadounidenses de todas las razas, culturas y estratos económicos. Creo que ningún otro candidato, ni demócrata ni republicano, es capaz de semejante empresa, con la sola excepción de Barack Obama.

Las credenciales de este y de su esposa Michelle no pueden ser mejores. Hijo de un inmigrante negro africano y de una mujer blanca de Kansas, Obama se educó en Hawái y pasó una temporada larga en Indonesia, donde vivió la experiencia de un país subdesarrollado y musulmán. Gracias a sus méritos consiguió llegar a la universidad más prestigiosa del mundo, Harvard, donde fue un alumno estrella de la Law School cuya revista dirigió (por elección de toda la escuela, donde tanto los estudiantes blancos como los de color lo apoyaron). Michelle, por su parte, nacida en una familia modesta de Illinois, consiguió también gracias a sus sobresalientes estudios ser aceptada en Princeton y en Harvard, donde se graduó con honores. Ambos se conocieron haciendo trabajo social en las comunidades marginales de Chicago, de modo que, antes de que Barack Obama iniciara su carrera propiamente política, postulando a una representación local, ya llevaban ambos varios años de trabajo comunitario, inmersos en los sectores más violentos, pobres y desesperanzados de la sociedad estadounidense.

Desde que descubrí el entusiasmo de mis tres estudiantes de Georgetown por Obama, del que hasta entonces no sabía nada, he procurado seguirlo, escucharlo y leerlo. No es un político al uso, sino una personalidad singular, excepcionalmente franca y persuasiva, que evita los estereotipos y las banalidades y no vacila en ir contra la corriente en defensa de sus convicciones. Su discurso frente a la comunidad negra, sobre todo, es tan riesgoso como principista: nada de victimismos ni lloriqueos, con todas sus limitaciones el sistema es suficientemente flexible y abierto como para vencer el infortunio, progresar y alcanzar unos niveles de vida decentes. Los negros no deben perder el tiempo lamentándose por los horrores del pasado, sino remangarse las camisas y ponerse manos a la obra para erradicar los males del presente, al igual que los hispanos, los demás inmigrantes y las decenas de decenas de americanos blancos que padecen escasez, abusos o viven por debajo de sus anhelos. El "sueño americano" no es un eslogan, sino una realidad que puede sufrir recesos momentáneos, como el actual, pero puede volver a funcionar como un marco de justicia y libertad para todos si los ciudadanos invierten en ello mucho trabajo e ilusión y los gobernantes dictan leyes justas y saben hacerlas respetar. Los términos claves de su discurso son reconciliación, solidaridad, abrir más y más oportunidades para todos y emprender una lucha implacable contra la corrupción, los favoritismos, el privilegio y el abuso.

El senador Obama estuvo desde un principio contra la intervención armada en Iraq, algo que es una credencial ante los votantes de izquierda, pero, sin embargo, sobre este delicado asunto se muestra ahora sumamente pragmático y prudente, pues, en vez de exigir un retiro inmediato e incondicional de las fuerzas militares estadounidenses, propone una salida gradual y correlativa a la cesión de responsabilidades a las autoridades y fuerzas militares iraquíes, a fin de evitar el caos y, sobre todo, el aniquilamiento por los fanáticos de distintos pelajes de ese amplio sector de la sociedad iraquí que apostó por la democratización y se ha visto destrozado a mansalva por los extremistas sunitas, chiitas y las distintas sectas y grupúsculos terroristas.

La buena salud del sistema político estadounidense consiste en haber hecho realidad aquello que Karl Popper sostenía era el ideal de una democracia: una institucionalidad que impidiera a los gobiernos hacer mucho daño. Estados Unidos ha tenido algunos malos presidentes, cuyos desafueros dejaron dramáticas secuelas en los ámbitos económicos, sociales y morales. Pero estas consecuencias hubieran podido ser infinitamente peores si el sistema de contrapesos, balances y, sobre todo, la descentralización del poder, de sus instituciones, no hubiera servido de freno y corrección de aquellos errores. Por eso, pese a todo lo malo que se le pueda achacar --y vaya si hay un país sobre la tierra que es sometido a un escrutinio sesgado y feroz por la miríada de enemigos con que cuenta-- cada vez ha conseguido rehacerse a sí mismo desde sus raíces. Por eso sigue siendo tan próspero, libre y poderoso.

Aunque no gane la nominación demócrata y por lo tanto quede fuera de la carrera presidencial, Barack Obama ha conseguido ya un logro impresionante: volatilizar aquel prejuicio según el cual pasarían muchas generaciones antes de que un negro pudiera ser elegido presidente de Estados Unidos. El interesante informe que presenta esta semana la revista "Newsweek" al respecto es concluyente. Una encuesta nacional llevada a cabo por la "Newsweek Poll", da estos sorprendentes resultados: un 92% de las personas consultadas declaran que ellas sí votarían por un negro para la presidencia y un 59% cree que el conjunto de la sociedad sí está preparada para aceptar un mandatario de color. El mensaje interracial que ha sostenido el senador Obama desde el inicio de su campaña no puede haber dado mejores frutos: pese a haber un candidato de color, la raza no va a ser un factor decisivo a la hora de votar para los ciudadanos estadounidenses en esta elección.

A diferencia de lo que ocurre en otras partes, como América Latina, donde en cada consulta electoral es el sistema mismo el que se pone a prueba, en Estados Unidos, una sociedad con una capacidad autocrítica pugnaz e ilimitada, la confianza en el sistema está sin embargo profundamente arraigada en la inmensa mayoría de la colectividad y quienes lo cuestionan y quisieran erradicarlo han sido siempre minorías insignificantes, sin la menor gravitación electoral, de existencia efímera. Por eso, aunque ha padecido crisis profundas, como el crash del 29 o la era de McCarthy y la caza de brujas, Estados Unidos no ha tenido nunca dictadores y su democracia se ha autorregenerado cada vez, con ayuda de líderes sanos, idealistas e incorruptibles. Ya era hora de que una de estas figuras renovadoras de la democracia americana fuera un joven de piel oscura, salido de uno de esos bolsones sociales deprimidos y conflictivos de la sociedad, al que el sistema permitió, pese a sus taras, superar la adversidad, salir adelante y dedicar su vida a luchar para que otros millones de norteamericanos desfavorecidos pudieran seguir su ejemplo.

http://independent.typepad.com/elindependent/2007/07/obama-y-el-sueo.html





La mayor parte de mi vida la dediqué a la total liberación de mi pequeña Patria.