21.12.06

LA CALLE: ¿ESPACIO CULTURAL DE CIVISMO O DE CAOS?

















Federico de J. López Alvarado

Se ha desatado una sistemática campaña a través de los medios de difusión de masas en contra de las manifestaciones populares que se realizan en las calles, satanizándolas, convirtiéndolas en peligrosas, indeseables, antidemocráticas, etc.

Las manifestaciones populares, cívicas, religiosas, políticas, se expresan en las calles no para romper vidrios, quemar carros o para propiciar enfrentamientos con la policía. La calle representa el espacio cultural de construcción democrática en la cual grandes masas de ciudadanos expresan sus
preferencias políticas, religiosas, cívicas o culturales.

Solamente en las dictaduras se impide, limita o reprime las manifestaciones públicas en las calles, pero en una sociedad democrática la calle es uno de los espacios culturales donde se construye ciudadanía democrática, participación social y se expresan elementos de la legitimidad política del
funcionamiento de las instituciones. En esta perspectiva de análisis, las funciones más importantes de las manifestaciones en las calles son las siguientes:

En los procesos electorales, es en la calle donde se muestra la fuerza política de un partido, de un candidato, de una propuesta programática.

Es en la calle donde la diversidad ideológica, étnica, socioeconómica, religiosa, de género, cultural, encuentra formas de expresión, en una
convergencia nacional en torno a objetivos comunes.

Es en la calle donde esa multitud diversa expresa su civismo, a través de multitudinarias manifestaciones pacíficas.

La calle es el espacio sociopolítico donde se va construyendo parte del sentido de comunidad política.

Es en la calle donde las organizaciones comunitarias, cívicas, políticas y
humanitarias muestran su capacidad de convocatoria y movilización en torno a
objetivos comunes, que el poder político dominante no quiere escuchar.

Es en la calle donde sectores populares manifiestan su alegría, unidad, cohesión, disciplina e identificación política con el programa, reivindicaciones, aspiraciones e ideales de lucha. De lo contrario, solamente tendrán oportunidad del expresarse los que escriben en la prensa, los que entrevistan en la televisión, eso conduce a una reducción del derecho de expresión ciudadana a una minoría letrada.

La calle es el espacio ciudadano donde el pueblo manifiesta su creatividad, iniciativa, fervor cívico y firmeza política; de lo c contrario sólo tendrá
expresión lo racional, lo intelectual, dejando de lado el rico caudal de alegría, emotividad y afectividad, que es lo que le da soporte psicosocial a la propuesta cívica, ética o política.
La calle es el espacio de reencuentro de la diversidad popular a través de
consignas, mensajes cortos, alegría, creatividad, que incita cuerpos,
estimula emociones e impacta conciencias.
La calle es el lugar donde el pueblo manifiesta con la mayor transparencia su identificación con ciertos derechos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales, laborales, ambientales y espirituales.
Es en la calle donde las grandes ideas sociales, cívicas, éticas y espirituales expresan su vigor y logran atraer a los indecisos y tocan el corazón de los indiferentes.

Es en la calle donde las luchas electorales van definiendo las preferencias de la gente.

Es en la calle donde las grandes corrientes religiosas muestran su fuerza multitudinaria.

Es en la calle donde las grandes multitudes encuentran el camino de celebración de sus fechas más importantes en lo religioso, cívico, histórico, social, cultural, recreativo y de tradición.

Así, pues, la calle es un espacio social y cultural donde se construye ciudadanía democrática, representando para todas y todos una vivencia
edificadora de espíritu cívico, afirma la conciencia de integración, unidad, cohesión y fortalece las relaciones y vínculos comunitarios. Negar la
importancia de la calle como espacio social de construcción de ciudadanía democrática, civismo de altura, comunidad política, de protesta y defensa de derechos ciudadanos, es darle la razón a los que pretenden limitar la política a lo que dicen los medios de difusión de masas, las encuestas de opinión y la manipulación mediática.

La calle debe ser recuperada por los ciudadanos honestos y decentes de Costa Rica como el espacio cultural, cívico, recreativo, educativo y espiritual donde debemos transitar sin miedo, sin inseguridad ciudadana, y erradicar esas calles donde circula la droga, domina la delincuencia y se vive la angustia y la inseguridad ciudadana. ¡La calle es de nosotros, hombres y mujeres, niños y niñas, adultos, ancianos y minusválidos, sin exclusión de nadie!









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